¡Las Alarmas Están Sonando – Despierten Y Arrepiéntanse!
Por Anne Graham Lotz
[Lo siguiente fue editado de un mensaje dado en el 63º Día Nacional de Oración Anual de América, el 1 de mayo de 2014. Anne Graham Lotz fue la Presidenta de Honor del Equipo de Trabajo del Día Nacional de Oración. Usado con permiso.]
«Palabra de Jehová que vino a Joel…Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres? De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación... Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca. Porque un pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra... Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo. El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido...Dormid en cilicio... Proclamad un ayuno; convocad a asamblea; reuníos, ancianas y todos los moradores de la tierra…y clamad a Jehová…Porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso…A Ti, oh Jehová, clamaré…» (Joel 1:1-19).
Yo creo que la alarma está sonando en nuestra nación, y Dios está tratando de despertarnos. El mensaje de alerta es: El juicio viene. La paciencia de Dios se acaba.
El mensaje es irrevocable porque Joel dice que es: «Palabra de Jehová» (1:1), y sabemos que Dios no miente. Él es Soberano, un ‘caballero’ y cuando Él da Su palabra la cumple, por esto todo lo que Dios dice lo hace.
Esta palabra es universal. Es para los ancianos (v. 2) – la gente vieja. Es para los hijos y los nietos (v. 3) – la gente joven. Es para los borrachos (v. 5) – los pecadores y los inicuos. Es para los sacerdotes (vs. 9, 13) – la gente religiosa y la gente buena. Es para los granjeros (v. 11) – la gente trabajadora. Para no omitir o pasar por alto a otro grupo de gente o categoría, este pasaje bíblico dice que esta palabra de Dios es «para todos los moradores de la tierra» (vs. 2, 14), para cada uno de nosotros.
El mensaje también es incomparable. Es único para una generación única porque Joel pregunta «¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres?» (v. 2). El asunto es que «No» – nada parecido a esto ha sucedido antes. Nunca ha existido una generación parecida a esta.
Nuestra generación es única. Muchas cosas han sucedido en el mundo durante mi vida que no se han visto antes en la historia de la humanidad. Permítanme mencionar solo dos de ellas las cuales son de mucha significancia desde el punto de vista de Dios.
La primera es el renacimiento de la nación de Israel. ¿Quien ha oído de una gente remota volver a su propia tierra después de 2.000 años, renacer la lengua de sus antepasados y establecerse como una nación en medio de las otras naciones? Esto es un fenómeno extraordinario y sorprendente.
La segunda cosa es la predicación del Evangelio de Jesucristo en todo el mundo. Esto no significa que cada persona en el mundo ha oído el Evangelio sino que éste ha sido difundido a través del Internet, televisión, radio, literatura y en vivo y directo. El Evangelio por primera vez en la historia ha sido presentado al mundo entero. Usted y yo vivimos en una generación nunca vista.
Los desastres son alarmas
Los desastres son alarmas que subrayan el mensaje del Señor. Joel da una lista de las categorías de desastres para su nación. Piensa o toma en cuenta las cosas que sucedieron en sus días, luego demos una aplicación a ellas.
Desastres en el ambiente. En los días de Joel la plaga de langostas causó un desastre en el ambiente (v. 4). En nuestros días hemos tenido el huracán Katrina, terremotos, fuegos forestales, tormentas de nieve, tornados, sequía. Siempre hemos tenido tormentas, pero lo que no es común es la intensidad y la frecuencia de ellas rompiendo el record. Al visitar una red de servicios atmosféricos leí lo que ellos decían acerca del clima. Éste está fuera de control. Los desastres del ambiente – son voces de alarma.
Desastres sociales. Joel menciona al alcoholismo como uno de los desastres sociales en sus días (v. 5). En nuestros días el alcoholismo, las drogas y otras sustancias de abuso personal son también un problema. El promotor número uno de los accidentes y muerte de jóvenes es el alcohol. Gastamos más dinero en alcohol que en lo que hacemos para hallar la cura para el cáncer. Existen otros desastres sociales tales como los tiroteos en Columbine High School, en Virginia Tech, en Washington Navy Yard, en Sandy Hook, en Fort Hood, en los dos negocios de judíos en Kansas City, en el teatro en Colorado y demás, la lista es grande. Desastres sociales – son voces de alarma.
Desastre financiero. Joel manifiesta a la gente en sus días, «…Llorad todos los que bebéis vino…porque os es quitado de vuestra boca» (v. 5). El vino no fue un lujo, sino un producto principal en los días de Joel y de un día para otro no hubo lo primordial para el sustento de ellos. Hoy en día América tiene una deuda de 18 trillones; esto muestra que está al borde de un colapso económico. Desastre financiero es una voz de alarma.
Desastre nacional. Joel habla como fue este desastre en sus días, «Pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra» (v. 6). El dice esto refiriéndose a un regimiento humano – langostas que vinieron y destruyeron todo. ¿Si una plaga de langostas es igual a una nación que invade, cuál es la clase de regimiento que está invadiendo y destruyendo nuestra nación? La pornografía es un ejército invasor, la inmoralidad es otro como es el odio arrastrado de una generación a otra, perjuicio, la falta de fe en Dios y el temor a Dios – ¡en la iglesia! Fuera de la iglesia se encuentra el secularismo, humanismo, ateísmo y agnosticismo. Un ejército está invadiendo y destruyendo la obra, textura, tejido y género de nuestra nación. Tal desastre es una voz de alarma.
Desastre espiritual. En los días de Joel los sacrificios cesaron porque no había que sacrificar (v. 9). La tierra fue destruida y todo estaba seco y porque la gente no pudo ofrecer sacrificio a Dios, ellos se sintieron cortados y abandonados por Dios. En nuestros días cuando hay un desastre la gente viene a mí y me pregunta, «¿Dónde está Dios?» Nos sentimos cortados de Dios. Sentimos que Él nos ha abandonado. Cuando estos desastres toman su lugar afecta nuestra relación con Dios. Estamos espiritualmente afectados – es una voz de alarma.
Desastre en la agricultura. Joel dice: «El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido…» (vs. 10-12). La gente en los días de Joel vivían de lo que la tierra producía y ahora ellos no podían trabajar, no había trabajo. Pienso en el número alto de desempleados, mucha gente sin trabajo o trabajando aquí y allá, o trabajando en lo primero que encuentran y no en lo que ellos se han preparado – cualquier trabajo con tal de poder comer y alimentar a la familia. Agradezco a Dios por el programa del gobierno el cual cuida de nosotros en los momentos difíciles, pero cuando esto se hace parte de la vida cotidiana destruye el respeto a uno mismo. Esto es un desastre, una voz de alarma.
Las alarmas están sonando. ¿Están despertando? A mí me parece que este mensaje no está siendo oído porque nos mantenemos dando excusas para no oírlo. Le damos otras razones a estas alarmas, le llamamos calentamiento global, corrupción del gobierno, mezquindad de las corporaciones y falta de educación. Todas estas cosas podrían ser factores, pero Joel vio lo que yo ahora veo, la mano de Dios detrás de estos desastres. Dios está tratando de despertarnos antes de que sea demasiado tarde.
Joel nos dice que esto sucedió «delante de nuestros ojos» (v. 16). La advertencia es obvia y cualquiera la puede ver. El juicio viene. La paciencia de Dios se está terminando. Ésta es la palabra de nuestro Señor.
Clama con humildad
Es el tiempo de clamar «convocad a asamblea…todos los moradores de la tierra…y clamad a Jehová» (v. 14). Es tiempo de despertar y poner a a un lado lo superficial, las oraciones mecánicas. El orar es clamar. Joel dice que es tiempo de clamar con humildad. «En cilicio…» (v. 13).
Permítanme compartir con ustedes la actitud de humildad de dos hombres de Dios, Esdras y Daniel. Esdras oró una oración y Dios le oyó liberando a su nación del compromiso en que sus hijos por desobediencia se hallaban (lean Esdras 9 y 10). Esdras en su oración usa el pronombre plural. El empieza diciendo, «Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a Ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo» (Esd. 9:6). De la misma manera Daniel eleva una oración a Dios y Él la oye permitiendo libertar a su pueblo de la esclavitud. En su oración Daniel también usa el pronombre plural confesando: «Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes…nuestra es la confusión de rostro…» (Dn. 9:5, 7).
Es tiempo de parar el apuntar con el dedo a «ellos.» Ellos son pecadores, muertos en sus pecados y delitos haciendo lo que es natural para ellos – pecar. Nosotros somos el pueblo de Dios y ahí no podemos ser justos en nuestra propia opinión o tampoco ser los que juzgan a otros. «Nosotros» hemos pecado y hecho lo malo.
Clama con sinceridad y urgencia
Tenemos que clamar con sinceridad. «Proclamad un ayuno, convocad a asamblea…» (Joel 1:14). El ayunar no es solo dejar de comer alimentos. Esto es ir vacío sin ninguna otra cosa, pero haciendo todo lo que se pueda para tener todo el tiempo para la oración. Alaben a Dios por todos los servicios que se realizan en el país y alrededor del mundo. Alaben a Él por el tiempo que se da a la oración donde juntos formamos una solemne asamblea. Ayunen por el trabajo, los ministerios, las familias, los programas, los contactos…Cualquiera que sea el motivo del ayuno es una forma de apartarnos de todo para clamar a Dios.
También clamamos a Dios con urgencia. «…Porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso» (v. 15). El día del Señor es el día de rendir cuentas. Es el día cuando la paciencia de Dios se acabo y terminó. Es el día del juicio de Dios, y permítanme decirles algo, esto no es placentero y tampoco popular. El juicio de Dios es severo y será horrible cuando viene.
Sin embargo, Él nunca nos sorprende o juzga de repente. Él siempre, siempre nos advierte. Él hace que las alarmas suenen para despertarnos. Entonces, si lo que estamos viendo y oyendo son alarmas y advertencias del cielo diciendo que el juicio se aproxima, la única solución para esto es arrepentirse del pecado; y si esto es el juicio de Dios, la respuesta no está en la política, economía, educación tampoco en el ejército militar. La respuesta está en caer de rodillas arrepentidos frente a Dios, clamando con humildad.
Arrepentimiento
Es el tiempo de arrepentimiento. El arrepentimiento tiene que ser – genuino, profundo sentir dolor en el corazón por haber hecho mal – es un regalo de Dios. Ustedes pueden pedirle a Dios por este sentir y convicción. El rey David dijo: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad…» (Sal. 139:23-24). David no dice «en ellos» sino «en mí.» Dios dice: «Si Mi pueblo» (2 Cr. 7:14). Dios nos está buscando a ti y a mí. El juicio comienza por la casa de Dios (1 Pe. 4:17). Es tiempo de despertarnos y clamar todos juntos como si viniera de un solo corazón y una sola voz. «Si se humillare Mi pueblo, sobre el cual Mi nombre es invocado, y oran, y buscan Mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2 Cr. 7:14). La palabra de Dios es verdad. Recuerden – ésta es irrevocable. Ésta es Su promesa para nosotros.
Estoy convencida de que hay tan solo dos soluciones para las cosas que están pasando en nuestra nación. Una es el regreso de Jesucristo a la tierra, el cual es inminente. La segunda es el despertar de los corazones de la gente de Dios. ¿Dónde empieza este despertar? En ustedes cuando todo alrededor suyo está de acuerdo a lo que Dios dice y manda, y el único lugar adonde ustedes realmente pueden sentirse que estén bien con Dios es en la Cruz a los pies de Jesucristo. Allí ustedes confiesan todos sus pecados arrepentidos sintiendo dolor por haberle ofendido. Al reconocer que somos pecadores y pedir perdón, Jesucristo nos limpia con Su preciosa sangre derramada en la Cruz y viene a vivir y tomar control de nuestras vidas.
Deténganse y vean si todo va bien con ustedes, si todo está bien con Dios. Hagan este momento, un tiempo de rededicación. Cuando vuelven a la cruz, pongan su fe en el Único que puede salvarnos del juicio de Dios, éste es – Jesucristo.
Dios contesta nuestras oraciones
Es el tiempo de despertarnos. Es el tiempo de clamar a Dios. Joel dice: «A Ti, oh Jehová, clamaré…» (Joel 1:19). Joel clamó:
…al mismo Dios que Moisés clamó, y el Mar Rojo se dividió y los israelitas entraron por en medio del mar, en seco.
…al mismo Dios de Josué, y el muro de Jericó se derrumbó sobre los enemigos y la cuidad fue conquistada.
…al mismo Dios de David, y el gigante fue vencido y la batalla ganada.
…al mismo Dios de Elías, y el fuego descendió del cielo y los profetas de Baal fueron derrocados.
…al mismo Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, y el fuego ardiente del horno no quemó sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas.
…al mismo Dios de Daniel, y las bocas de los leones fueron cerradas.
…al mismo Dios de nuestro Señor Jesucristo el cual clamó en la Cruz diciendo: «Padre, en Tus manos encomiendo Mi espíritu» (Lc. 23:46), luego inclinando Su cabeza dio Su vida, pero al tercer día Dios «lo resucitó de entre los muertos y se sentó a la diestra del Padre en los lugares celestiales sobre todo principado y autoridad y poder y señorío…y sometió todas las cosas bajo Sus pies…» (Ef. 1:20-22). Amén.
Tú y yo estamos clamando a este Dios quien es el mismo hoy, ayer y por los siglos. El no ha perdido Su poder, Él todavía inclina Su oído para oír a los clamores de Su pueblo. Él es oidor de nuestras oraciones, responde a nuestras oraciones y es hacedor de milagros.
Es el tiempo de que todos juntos con una sola voz clamemos a Dios, dejemos nuestros malos caminos, pidamos a que oiga nuestras oraciones, perdone nuestros pecados y restablezca nuestra tierra. No porque el Día Nacional de Oración haya terminado significa que también nosotros terminemos de orar. Esto es el principio y está en ustedes el clamar a Dios. Pongo en ustedes un desafío, manténganse orando todo el tiempo hasta que Dios en los cielos oiga nuestras oraciones, perdone nuestros pecados y sane nuestra tierra.
Señor del universo. Señor de este planeta. Señor de esta nación. Señor de nuestros corazones. Miramos a Ti…
En la oscuridad, Tú eres nuestra Luz. En la tormenta, Tú eres nuestra Ancla. En nuestras debilidades, Tú eres nuestra Fuerza. En nuestro dolor, Tú eres nuestro Aliento. En nuestra desesperación, Tú eres nuestra Esperanza. En nuestra confusión, Tú eres la Sabiduría. En tiempo de terrorismo, Tú eres nuestro Refugio. En tiempo de guerra, Tú eres nuestra Paz. En tiempos de incertidumbre, Tú eres nuestra Roca en donde estamos firmes.
Nos dirigimos a Ti con las mismas palabras del Profeta Daniel:
Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan Tus mandamientos. De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y Él perdona, aunque contra Él nos hemos rebelado, no obedecimos para andar en Tus leyes que pusiste delante de nosotros.
Con todo Señor, Tú prometiste en Segunda Crónicas capítulo 7 que si Tu pueblo se identificare contigo – se humillare, orare, buscare Tu rostro y se apartare de sus malos caminos, Tú oirías sus oraciones y remediarás su tierra.
Nos arrepentimos y decidimos no apuntar con el dedo al pecado de otros sino a examinar nuestros propios corazones y vidas, y reconocer nuestro pecado – nuestro descuido, desobediencia, ignorancia y también el rechazo a Ti.
En respuesta a nuestro corazón arrepentido, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, Padre de nuestro Señor Jesucristo que cumples con Tu justicia y de acuerdo a Tu promesa, aparta Tu ira en contra los Estados Unidos de América. Oye las oraciones y pedidos en este momento en que estamos concentrados en Ti, el Día Nacional de Oración (National Day of Prayer). Pon oídos y oye, abre Tus ojos y mira. No te pedimos estas cosas porque Tú eres justo, sino porque también Tú eres misericordioso.
Para la gloria de Tú nombre oye nuestra oración, perdona nuestros pecados y restaura nuestra tierra.
Te pedimos todo esto en el nombre de Tu Hijo Jesucristo quien nos da salvación de Tu juicio, perdón de pecados y la reconciliación contigo a través de Su propia sangre derramada en la Cruz. Amén.