Bendiciendo A Otros Con El Mensaje Del Señor
Por Rich Carmicheal
En Su promesa del pacto a Abraham, el Señor reveló Su gran deseo de bendecir no solamente a Abraham sino también de bendecir a todas las familias de la tierra a través de Abraham y sus descendientes. Y Él le declaró a Abraham: "Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!" (Genesis 12:2-3).
La Gran Comisión también refleja el deseo del Señor que Su pueblo bendiga a otros por todo el mundo entero: "Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:19-20). El Señor siguió, dándoles a Sus discípulos esta carga: "Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra" (Hechos 1:8). El Señor no solamente bendice a Su pueblo, sino que también lo llama y le da poder para extender el evangelio a todas las naciones, aun "hasta los confines de la tierra." La iglesia primitiva, llena del Espíritu Santo, cogió esta instrucción a pecho y compartió el evangelio con judios y gentiles a través de todo el mundo conocido.
La llamada del Señor de promulgar el evangelio ha seguido constante a través de los siglos. Esta llamada se le da a cada creyente, y muchos cristianos a través de los años se se han entregado sacrificadamente para compartir el mensaje del Señor con otros. Unos han sacrificado casas, posesiones, comodidades, salud y hasta sus propias vidas para predicar y enseñar el evangélico. A causa de su buena voluntad de ser usados por el Señor como Sus instrumentos, muchas personas recibieron la salvación y fueron fortalecidos en su fe. Como nuestros antecedentes el Señor desea que usted y yo sigamos compartiendo el evangelio a todas partes del globo. ¡Qué gran privilegio y asombrosa responsabilidad tenemos! Le encomendamos a usted por cualquier trabajo que esté llevando a cabo para compartir a nuestro Señor y a Su Palabra con otros. Sigan adelante y "Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano" (1 Corintios 15:58).
Sembrando la Palabra Escrita
Les ofrecemos nuestras gracias especiales a todos ustedes que ayudan a este ministerio en la obra de bendecir a todos con el mensaje del Señor. Con la ayuda de las oraciones y del apoyo suyo, el Señor está usando el Heraldo de Su Venida para caminar y desafiar a muchísimas personas alrededor del mundo en una hora tan crítica.
Hermana Sarah Moore, co-fundadora del ministerio en inglés "Herald of His Coming" hace ya unos 61 años, con frecuencia se refirió a la publicación como un "predicador de papel." ¡Seguramente que hay mucho poder predicante en la palabra escrita! D.M. Panton dijo que "¡La Vida no se encuentra en el sembrador sino en la semilla!" Y este ministerio quiere ser un ejemplo poderoso de lo que ocurre cuando sembramos el mensaje del Señor a través de literatura evangélico.
Alabanzas le elevamos al Señor por los muchos lectores que nos dan testimonios de cómo esta semilla preciosa está echando raíces en sus vidas. ¡Glorificado sea nuestro Señor!
Mientras más tiempo paso trabajando con el Heraldo, más estoy convencido de que la razón principal que el Señor está obrando a través de esta sencilla publicación es a causa del corazón de la gente que apoya y ayuda a este ministerio. Él provee los mensajes y toca a los lectores por medio de las oraciones de ustedes, nuestros queridos y fieles amigos que levantan al ministerio en oración a nuestro Dios Todopoderoso. Y Él bendice a los lectores respondiendo a los que con sacrificio y alegría contribuyen para que otros puedan recibir gratuitamente. Él bondadosamente da de Su unción, mientras los amigos del Heraldo le buscan a Él y desean bendecir a la Iglesia y a los perdidos. ¡Qué alegría tan inconmensurablemente grande es poder obrar con ustedes para compartir literatura cristiana de avivamiento con almas preciosas hasta los confines de la tierra! ¡Aleluya!
"Señor, gracias por los que están orando y donando para que otros puedan recibir Su mensaje por medio del Heraldo de Su Venida. Que siga ungiendo y usando el ministerio del Heraldo para llevar a cabo Sus propósitos y de servir como una fuente de bendición para los lectores alrededor del mundo. Amén."